Cada vez más cochinos
Por: Sergio Leonardo Bedoya
Un poste, un lugar tan atractivo y apetecido por las personas para dejar lo mejor de ellas: su porquería. Cada lunes, miércoles y viernes, muy puntuales, cada uno de los residentes de la cuadra deja su basura allí. Interaseo con un horario muy regular y puntual se dispone a recoger los residuos (muy bien organizados y reciclados por la comunidad). No existen los habitantes de calle, hambrientos y muy dispuestos a hacer lo necesario para satisfacer sus estómagos, ni mucho menos el residente que deja la basura en el poste justo después de que haya pasado el camión de residuos.
A su vez, tampoco existen los vecinos residentes que dejan la bolsa de excremento de sus mascotas a cualquier día y hora. Por si fuera poco, tampoco existe la vecina perjudicada que a diario pelea arrojando las bolsas de basura por toda la calle. Bolsas que, por cierto, ya abiertas por unos cuantos loquillos, al volar gracias a un trabajo ejercido sobre ellas quedan desmembradas por la carretera y por lo tanto su contenido queda a merced de unos cuantos carroñeros que ocasionan olores no tan agradables.
Creo que es mejor que se baje de esa nube y despierte de ese sueño amigo, ¡despierte! Es lunes a las 6:00 a.m. y usted se dispone a hacer ejercicio. Sale de su casa y en el poste ya ve la primera bolsa de basura. No pasa nada, hoy es día en el que pasa la basura, así que no debería haber algún problema. Eso sí, el poste tiene ahora varios carteles en los que se específica no depositar la basura en dicho lugar.
Acaba la rutina (muy a las 7:00 a.m), se dispone a regresar a su casa y se encuentra con más bolsas. El tiempo pasa y el primer visitante no deseado hace su primera búsqueda del tesoro. Al poco tiempo, la vecina que tiene como vecino dicho poste, hace su aparición y con una escoba retira todas las bolsas de dicho lugar; las bolsas quedan regadas al frente de su puerta como si fuera eso el relleno sanitario la Miel. Para su suerte, el camión de la basura pasa a tiempo y se lleva todo ese basurero.
Sin embargo, al estar todo eso regado es necesario que un integrante de Interaseo vaya, limpie y guarde en las bolsas requeridas para eliminar el desorden. El empleado acaba y vuelve a dejar la basura sobre el mismo poste. Por lo tanto, allí se quedará hasta el miércoles. La vecina del poste muy enfurecida hace el mismo procedimiento que hace poco realizó (arrojó la bolsa a cualquier lado menos en dicho poste).
Es martes a las 6:00 a.m. y usted se dispone a hacer ejercicio. Sale de su casa y se encuentra con las bolsas esparcidas al frente. Levanta la cabeza e identifica que sobre el poste hay bolsas que contienen excrementos de perro. Es miércoles a las 6:00 a.m. y usted se dispone a hacer ejercicio. Sale de su casa mal humorado porque se tuvo que aguantar todo un día las buenas vistas y olores de los alrededores. Al menos lo reconforta que el camión de la basura ya va a pasar y por lo tanto dicha pesadilla va a acabar.
Avanza el día y los funcionarios de Interaseo no hacen su presencia. Para este punto, todo lo que se describió acerca del lunes, volvió a pasar. La única diferencia es que los empleados de la limpieza no pasaron sino hasta la tarde noche.
Estas situaciones son recurrentes y se deben plantear ciertas propuestas que ayuden a solucionar el problema que se está presentando. ¿A quién se acude en estos casos? ¿Al edil? ¿Al presidente de la junta de acción comunal? En mi opinión, estos personajes no son muy útiles que digamos…
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