Arnulfo Avilés es un hombre de 53 años, quien por diferentes circunstancias y eventos que ha vivido se ha visto en el deber de trabajar, como dice él, en lo que salga, en ocasiones lo hace como ayudante en construcción, o cuando estaba en el campo, trabajaba en haciendas y en molinos. Sin embargo ninguno de estos trabajos se compara con aquella labor que desempeña desde hace 15 años con esfuerzo y dedicación, el reciclaje.

Arnulfo tiene una regla personal y es la de no buscar residuos en las calles, pues dice que aunque es una práctica que respeta, genera desorden y es insegura. Su modo de trabajo es solicitar en conjuntos cerrados que le permitan realizar el reciclaje de sus basuras, labor que realiza los martes, jueves y sábados, de esa manera tiene definidos varios sectores de la ciudad por donde va jalando su carro y recoge los residuos que posteriormente lleva a su casa, allí tiene dos espacios para agrupar y clasificar los residuos que recicla.

Un día en el año 2013, cuando Arnulfo se encontraba trabajando, casualmente se encontró con Sebastián Zarate, un joven administrador ambiental, que por motivos académicos sabía sobre la Cooperativa A-renacer, una asociación de recuperadores de residuos sólidos, e invito a Arnulfo a que se uniera a ese grupo.

Don Arnulfo, como lo llaman muchos, se reúne con los miembros de la cooperativa, allí, luego de un tiempo de haberse incorporado, entró a ser parte de la junta directiva para luego convertirse en el presidente y representante de la asociación. Puesto que se ganó gracias al compromiso que tiene con la organización y sobre todo por su liderazgo.

Según Sebastián, Arnulfo es un hombre que ha demostrado ser una persona honrada, muy trabajadora y con una capacidad de ayuda, que le hace apto para orientar y apoyar a sus compañeros de trabajo en propuestas, actividades que busquen el mejoramiento de la asociación. Una de las principales ideas que ha encabezado Arnulfo es la oportunidad de poder tener una bodega para la cooperativa y de esa forma tener un lugar propio para llevar los residuos y venderlos a mejor precio. Para que esta meta se haga realidad, la mejor forma es hacer que la cooperativa crezca y Arnulfo se ha dedicado a invitar e integrar a más personas.

Pero Arnulfo Avilés no sólo es un líder en su trabajo, también lo es en su comunidad, con la ayuda del presidente de la junta de acción comunal, ha dirigido varios planes para el mejoramiento del barrio, como arreglar las zonas verdes, plantando flores y árboles que él mismo ayuda a cuidar, ya que por ser una persona que nació y creció en el campo le gusta la jardinería.

Su casa se encuentra en un rincón del barrio, el cuál era conocido anteriormente por los vecinos por ser una zona oscura donde consumidores de sustancias prohibidas se reunían para el micro tráfico y en ocasiones generaban riñas o hurtos.

Bajo la iniciativa ciudadana de Arnulfo esas escenas quedaron en el pasado, pues con la aprobación de los vecinos convirtió el espacio en una huerta orgánica donde cultiva tomates, albahaca y otros vegetales que hacen parte de la alimentación de su familia.

Fue así que poco a poco fue adaptando ese rincón de la séptima etapa de El Jordán, como el hogar que hoy en día es su razón para levantarse cada mañana, en el cuál puede sembrar y mantener sus tradiciones campesinas, en donde además cada semana recolecta una parte de esos materiales que siendo desechos para otros, son el sustento de su familia. Igualmente, gracias a su nobleza y honradez es un ciudadano ejemplar en su comunidad y en su trabajo.

 Arnulfo Avilés no sólo es un líder en su trabajo, también lo es en su comunidad, con la ayuda del presidente de la junta de acción comunal, ha dirigido varios planes para el mejoramiento del barrio, como arreglar las zonas verdes, plantando flores y árboles que él mismo ayuda a cuidar.

Redacción: Daniela Varela. Estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Universidad de Ibagué.

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